VIVIENDO LA VIDA ‘EXPAT’ EN MEXICO
Desde el 2016 cuando me jubilé, he tenido el privilegio extraordinario de vivir en San Miguel de Allende, una ciudad hermosa situada en la tierra alta del estado central de Guanajuato 270 kilómetros al noroeste de la Ciudad de México. Esta ciudad mágica se llama ‘Un Regalo de México Para El Mundo’ y fue designada ‘el mejor lugar para visitar en el mundo’ por las revistas ‘Conde Näst’ en 2013 y por ‘Travel + Leisure’ en 2017 y 2018. También tiene la designación como patrimonio de UNESCO por su arquitectura colonial.
Permítanme decir poco de mi ciudad. Antes de la llegada de los españoles al principio del siglo XVI, San Miguel era una pequeña comunidad de los indios Chichimecas. Luego, en 1555 los españoles la establecieron como una misión y un puesto militar. Con el descubrimiento de plata en el norte, se hizo una parada en ‘La Ruta Plata’ entre la Cuidad de México y Zacatecas donde los mineros y portadores podían descansar en dormitorios que se llamaban ‘mesones’. Durante la guerra de la independencia en 1810, San Miguel fue prominente como un sitio de conspiración contra el gobierno colonial. Pero lo que cambió a la ciudad en el año de 1937 fue la llegada de un hombre que se llamaba Stirling Dickinson, de la ciudad de Chicago, quien era artista. Él estableció una escuela de bellas artes que atraía a otros artistas, pintores, músicos y lingüistas de todo el mundo. En los años 1940’s, Dickinson fundó una segunda escuela, ‘El Instituto de Allende’, hoy todavía famosa. En estas dos escuelas se permitían a estudiantes del ‘GI Bill’ la oportunidad de estudiar los artes después de la Segunda Guerra Mundial y muchos de estos estudiantes nunca se fueron la ciudad. De esta manera, San Miguel continúa en la tradición artística y ahora es un símbolo de cultura y atrae cientos de miles de personas cada año y a todos les gustan las fiestas, el clima hermoso, la arquitectura, los eventos de música y de los artes, las escuelas lingüísticas, así como la amabilidad y generosidad de los mexicanos.
A pesar de todas las turistas, San Miguel retiene sus tradiciones mexicanas y su carácter colonial. Ahora he comprado una casa en San Miguel y vivir aquí es muy similar a la vida de las ciudades europeas. Hay tanta vida por las calles, restaurantes y bares fabulosos, galerías, mercados de verduras y flores y familias en las plazas que disfrutan las fiestas casi cada día y una vida urbana. Pero todavía San Miguel es una ciudad pequeña donde se puede caminar por las calles y siempre ver a la gente familiar.
Cada día cuando me levanto y miro el cielo azul y los globos aerostáticos en la distancia, cuando veo las montañas y oigo las canciones de los pájaros, yo se que la vida es buena!
P.D. Es un gran lugar para practicar español; los sanmiguelenses siempre son pacientes y atentos!